domingo, 12 de septiembre de 2010

POR UNA REFORMA AGRARIA.

Si algo interesante tiene este gobierno es que se le pueden pedir cosas cada vez más arriesgadas, cosas que, si estuviera gobernando la oposición, seguro ni nos animaríamos ni siquiera a pensarlo.
Nunca en mi vida me hubiese imaginado vivir en un país en donde estamos a la vanguardia en derechos humanos, donde se han logrado resultados tan, pero tan gratos en cuestión a los juicios a las juntas y sus asociados a la ultima dictadura militar, un país en donde (Sin violencia, y parlamentariamente) se estén desestructurando los monopolios de (des) información, en donde-como sucedía en Europa en sus mejores tiempos- se ha generado la asignación familiar por hijo, y en donde se haya logrado la igualdad de derecho y de libertades, por ejemplo, para contraer matrimonio con quien ames realmente, sea o no de tu mismo sexo; y en donde se esta luchando por la justa venta y distribución del papel prensa, para que todos tengan el mismo derecho a comprar mucho papel para decir lo que quieran, y para tener sus propios clasificados (que aunque parezca una pavada, es por lo que Clarín sigue primero en ventas)…….
Un país revolucionario, que va modificando todo sin la utilización de armas, de violencia, de toma forzosa de poder, ni nada por el estilo,….solo con paciencia, seguridad de desiciones, y por sobre todo apoyo electoral.

Entonces ahí si cabe pensar en pedir cosas pesadas, … es el momento adecuado…..
Y que mejor que aspirar a un estado con verdadera libertad de culto, en donde no haya religión por sobre otra, y donde ninguna de ellas sea mantenida por el estado nacional, y algo mas ambicioso aún, pedir por una reforma agraria real, que distribuya la tierra, y no la concentre cada vez mas en menos manos…..
Miren esto, en los últimos 15 años la concentración de la tierra ha agravado las profundas desigualdades sociales en el campo. Así el 82% de los productores corresponde a familias campesinas y trabajadores rurales que ocupan sólo el 13% de la tierra. Mientras el 4% de las llamadas “explotaciones agropecuarias” se ha hecho dueña de casi el 65 % de la tierra utilizada para la producción.
Las estimaciones de expulsión de familias campesinas hablan de más de 200 mil que expulsó la fiebre neoliberal de los noventa empujándolas a los bordes marginales de nuestras grandes ciudades (el 25% de esta población como proveniente del interior profundo). Aún así la pobreza ha sido más contundente en el campo donde alcanza a un 50 % de los pobladores.
El monocultivo de Soja ha destruido enormes superficies de bosques y liquidando otras actividades agropecuarias de valor local como la lechería, la fruticultura, el trigo y al maíz tan importante en los procesos que garantizan alimentos disponibles y baratos a nivel local. El modelo tecnológico de las agro negocios, se basa en grandes extensiones de tierras sin gente, desiertos verdes donde empresas semilleras, farmacéuticas y de agro tóxicos encadenan la independencia económica de los agricultores, controlando todos los resortes productivos como el suministro de insumo y la compra de productos, uniformizando calidades y la cultura productiva, convirtiendo al agro en una industria donde no hay comida ni trabajo.
El aumento de las exportaciones de carne vacuna han facilitado el juego macabro de los grandes frigoríficos y estancieros que, con sacrificando el stock nacional y con la excusa de los precios internacionales han presionado sobre el consumo (más del 80% del total la faena) para aumentar los precios locales, donde esta el verdadero negocio, de un alimento que ha garantizado históricamente el acceso a proteínas baratas.
Las reservas de aguas subterráneas son explotadas sin control por grandes estancias y multinacionales para el riego de la agricultura intensiva a gran escala en zonas áridas, lugares donde el recurso es un bien precioso. Por otra parte, los grandes desmontes comprometen gravemente la recarga de los acuíferos y la renovación del recurso.

Amigos, ante esta situación actual del campo sería necesario un cambio profundo, la tierra debe cumplir una función social, priorizando garantizar el acceso a la tierra a quienes la trabajan en forma sustentable. En este sentido debe permitirnos vivir, producir y alimentarnos. La tierra ha de ser de quien la trabaja es por eso que planteamos que el acceso a la tierra es un derecho fundamental, sin enmascarar en ambigüedades legales la problemática, solo democratizando el acceso a la tierra podremos hablar del comienzo de un camino hacia una reforma agraria integral.
La reforma agraria integral debe sostenerse en la democracia participativa directa desde las comunidades hacia una organización territorial, de la organización territorial a movimientos sociales, y de estos hacia las articulaciones y alianzas nacionales, continentales e internacionales. La reforma agraria integral la construimos en el día a día organizándonos para reclamar y exigir nuestros derechos, trabajando en emprendimientos comunitarios, formándonos. De esta forma seguimos construyendo el camino ya recorrido y el que queda por recorrer apostando al fortalecimiento y articulación de los movimientos sociales latinoamericanos para lograr la transformación social, por Tierra, Trabajo, Justicia y Dignidad.

Creo que por el ensañamiento de la oposición, liderada por los grandes terratenientes del campo (aquellos que ganaron las tierras matando indios, apropiando, y robando), los sacerdotes católicos sobre todo (que siempre los apoyaron), los medios de comunicación monopólicos, y los pobres políticos de segunda que no saben donde están parados y solo quieren prensa, van a hacer muy difícil este anhelo.
Ahí debemos sentarnos a pensar que país queremos realmente, y analizar si este proceso de cambio lo queremos seguir llevando adelante o no, a pesar de nuestras camisetas políticas, que solo corresponden a nuestros egos……..

Espero tomemos las desiciones acertadas…….
Les mando un enorme abrazo…

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